diumenge, 25 d’agost del 2013

SIEMPRE TE RECORDAREMOS.... D.E.P ALVARO BULTO.



Álvaro Bultó consideraba a sus 51 años que estaba «en el ecuador» de su carrera deportiva, tal y como afirmaba en una entrevista concedida a LA RAZÓN en 2010. El presentador, empresario y aventurero dedicó todo su esfuerzo a seguir viviendo con intensidad pero consiguieron arrebatarle su meta mientras practicaba salto de traje con alas o «wingsuit fly» en los Alpes suizos. El mundo del deporte extremo está conmocionado al igual que sus inumerables amigos que no han dejado de expresar su pésame a la familia y destacar en las redes sociales las virtudes del aventurero.
La noticia llegaba a primeras horas de ayer. La Policía suiza confirmaba la muerte de un español en la parte oeste de Suiza, en Stechelberg, sito en el cantón de Berna. Horas más tarde se confirmó su identidad, con la precisión de que la causa del fallecimiento se debió a que el traje «no se abrió por razones indeterminadas», según el informe oficial. Una revelación que ha sorprendido a Jesús Calleja, amigo y compañero de Bultó: «Álvaro siempre fue un referente de los deportes de aventura y se caracterizaba por parecerse mucho a mí: la seguridad era primordial, es difícil que haya podido tener un fallo», cuenta a LA RAZÓN.
La disciplina del «wingfly» es de las más respetadas entre los deportistas extremos, ya que requiere mucha experiencia (500 saltos de caída libre convencional o 200 saltos en los últimos 18 meses). Bultó la cumplía de sobra. El paracaidismo había sido su principal ocupación desde hace más de diez años, e incluso llegó a desarrollar el «Proyecto Alas» junto a dos de sus colaboradores incondicionales. Calleja explica que «era tan obsesivo con lo que hacía que se convertía en el número uno. En el traje de alas era uno de los mejores del mundo».
A pesar de ser uno de los más destacados en esta modalidad, el deportista ya había sufrido en mayo un percance mientras saltaba al vacío desde el edificio Bali, la torre residencial más alta de Europa, situada en Benidorm. Su idea era pasar a 30 metros de la parte superior, para acabar en la playa, pero un giro inesperado en su paracaídas le obligó a aterrizar en el tejado del hotel. Bultó sólo tuvo heridas leves de las que pronto se recuperó para seguir practicando su afición. «Tengo cicatrices en la piernas, en la cara, llevo la nariz rehecha con injertos, las clavículas...», relataba a este periódico durante la mencionada entrevista al hablar de las lesiones que había sufrido a lo largo de su intensa carrera deportiva.
La esencia del deporte
La decisión de practicar esta disciplina no es casual puesto que se trata, según los que la disfrutan, de la mayor descarga de adrenalina que pueda existir. La esencia de este deporte –que se cobra 20 vidas cada año– consiste en lanzarse al vacío con un traje provisto de membranas a modo de alas, que permite alcanzar en tan sólo dos minutos velocidades cercanas a los 200 km por hora en vuelo horizontal –incluso rozando los árboles– para aterrizar abriendo el paracaídas, cuyo fallo supone el índice más alto de muerte en esta modalidad. El lanzamiento puede ser desde alturas de montaña y grandes valles pero también desde aviones que ascienden hasta los 4.000 metros. El pasado 30 de mayo el deportista extremo ruso Valery Rozov batió el récord de salto base desde el Everest al saltar desde una altitud de 7.220 metros sobre el nivel del mar. Una vez en la caída, el deportista hace piruetas y aterriza desabrochando una cremallera lateral que libera las piernas.
Aunque Calleja considera «trágico» el accidente de Bultó cree que «la exploración y la aventura es una riqueza que nos hace evolucionar. Han muerto personas para que tengamos conocimiento. No es el final de los deportes extremos, sólo necesita evolucionar. Sin duda alguna Álvaro dedicaba años a cada disciplina y era muy bueno en lo que hacía», asegura Calleja.

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